Ensayo del INTA demostró que con agricultura de precisión y cultivo de cobertura se puede ahorrar hasta 60% de insumos
Ensayo del INTA demostró que con agricultura de
precisión y cultivo de cobertura se puede ahorrar hasta 60% de insumos
En un ensayo sobre control de
malezas, técnicos del INTA Manfredi demostraron que, combinando el uso de
aplicación selectiva y cultivos de cobertura, se puede ahorrar hasta un 60% de
herbicidas y con un control de yuyo colorado que alcanza el 80%...
El trabajo es un
anticipo de lo que se presentará los días 19 y 20 de septiembre en Manfredi
-Córdoba-, en el Curso Internacional de Agricultura y Ganadería de Precisión.
Frente a un
controvertido futuro de la producción en el sector agropecuario, las nuevas
tecnologías en conjunto con las Buenas Prácticas Agrícolas permiten vislumbrar
alternativas de manejo eficaces con el foco puesto en la sustentabilidad
ambiental. En este marco, a nivel global ya se evalúan estrategias que permiten
producir, por ejemplo, usando cada vez menos herbicidas y con la posibilidad de
llegar en un futuro a prescindir totalmente de ellos. La robotización y la
inteligencia artificial aplicados al agro son resultados de esa tendencia
mundial.
Actualmente, las
tecnologías de aplicación selectiva ya son innovaciones adoptadas en el campo
argentino, con buenos resultados en su desempeño pero todavía con mucho por
aprender en cuanto al desarrollo de estrategias que permitan su adopción en
todas las regiones y el aprovechamiento de su máximo potencial.
Experiencias
locales del manejo integral para el control de malezas
Con el objetivo de
diseñar una estrategia integral de control de malezas problemáticas con bajo
uso de agroquímicos, los técnicos Diego Ustarroz, Juan Pablo Vélez y Diego Villarroel
del INTA Manfredi llevaron a cabo un ensayo que integra el cultivo de cobertura
y tecnologías de vanguardia de sensoramiento para la aplicación selectiva de
malezas, en este caso con un equipo WeedIt -provisto por la empresa
Geosistemas-.
Juan Pablo Vélez,
especialista del INTA Manfredi en agricultura de precisión, explicó que
diagramaron “un ensayo de tres repeticiones con dos escenarios, uno sobre
rastrojo de soja y otro con triticale desecado empleado como cultivo de
cobertura”. Y agregó: “En ambos casos la principal maleza era yuyo colorado de
diferentes niveles de desarrollo, sobre el cual se realizó la aplicación
selectiva con una previa tarea de individualización de los ejemplares mediante
marcas que posibilitaron el seguimiento y posterior determinación del nivel de
control”.
Por su parte, Diego
Ustarroz -experto en malezas del INTA Manfredi-, contó que los dos escenarios
planteados “fueron separados en parcelas trabajadas con diferentes tratamientos
para comparar y evaluar la efectividad del control planteado”.
De esta manera
quedaron cuatro sitios cada uno con una estrategia de manejo específica: en una
se realizó control selectivo de malezas sobre el rastrojo de soja, en otra se
hizo aplicación selectiva sobre cultivo de cobertura, en una tercera parcela
con triticale -empleado como cultivo de cobertura- no se realizó ninguna
aplicación y, por último, se dejó un lote testigo de barbecho sin ningún tipo
de tratamiento como el peor de los escenarios.
Respecto a los
resultados obtenidos, Vélez manifestó: “en la aplicación selectiva realizada
sobre la parcela de triticale como cultivo de cobertura se obtuvo un ahorro de
herbicida del 60% y un control efectivo de maleza -en este caso yuyo colorado-
que alcanzó el 80%”. “Este ahorro es aún mayor si se considera que con el
cultivo de cobertura nos ahorramos hasta dos aplicaciones durante su ciclo”,
valoró el especialista.
El informe de los
especialistas anticipa resultados del ensayo que presentarán como parte del
contenido técnico del Curso Internacional de Agricultura y Ganadería de
Precisión los días 19 y 20 de septiembre en Manfredi, Córdoba. En ese marco,
los técnicos mostrarán los detalles y resultados del planteo con manejo
integrado de malezas a través de sistemas tradicionales y tecnologías de
agricultura de precisión.
En la imagen del
lote experimental en donde se llevó a cabo el ensayo se pueden observar las
parcelas (de izquierda a derecha) con los diferentes tratamientos: barbecho
químico con WeedIt, cultivo de cobertura con WeedIt, y cultivo de cobertura sin
aplicaciones.
El cultivo de
cobertura fue un aliado de la agricultura de precisión.
De acuerdo con
Ustarroz, la estrategia empleada en este ensayo con una correcta rotación
que incluyó el triticale como cultivo de servicio “resulta interesante porque
permitiría ahorrar hasta dos aplicaciones de herbicidas y además deja el lote
en condiciones óptimas -con baja infestación de malezas-, para que esta
tecnología de aplicación selectiva manifieste su máximo potencial medido con el
control efectivo y el ahorro de insumos”.
Estas ventajas se
suman a los beneficios que aporta el cultivo de triticale al suelo, a la
eficiencia de uso del agua y lo netamente productivo, esto último en el caso de
que no sea necesario cortar con ciclo para la siembra del cultivo siguiente.
Simplificación, intensificación y diversificación de la rotación de cultivos
Simplificación, intensificación y diversificación de la rotación de
cultivos
El aumento de la
diversidad de cultivos anuales en el tiempo debe ser considerado como una
importante estrategia de manejo para lograr sistemas de cultivos que
sincronizan los ciclos de los elementos mayores en el suelo.
AUTORES
PROYECTOS
La historia de los
impactos ambientales de la agricultura argentina no difiere de lo acontecido
mundialmente, a pesar de ser más joven y de tener algunas diferencias. Si nos
situamos en la zona núcleo argentina, en la Pampa ondulada, la agricultura
continua desacopló el ciclo del carbono (C) del de nitrógeno (N), fósforo (P) y
azufre (S) del suelo luego de 120 a 150 años, (Milesi Delaye et al., 2013;
Andriulo et al.,1996). Durante este tiempo, el suelo perdió un 40% de sus
reservas de materia orgánica originaria (MOS), principalmente, por
mineralización.
La fertilización
nitrogenada no fue habitual durante la primera centuria luego de la
introducción de la agricultura. A partir de 1990 comienza a implementarse,
junto a la fosforada, con tasas por debajo de la exportación de nutrientes en
una tendencia de simplificación del manejo (Milesi Delaye et al., 2015). Los
minerales producidos por oxidación de la MOS tuvieron varios destinos, como la
exportación en los productos de cosecha y la migración a ecosistemas adyacentes:
emisión a la atmósfera (CO2, NOX, NO2), lixiviación al agua subterránea
(Portela et al., 2006) y escurrimiento en agua y sedimentos (Torti, 2014;
Darder et al., 2014).
En los últimos 25
años y, especialmente, durante la última década, el suelo ha pasado a estar en
el foco de la discusión.
En este sentido, la
ONU declaró en el 2015 el “Año Internacional de los Suelos”2 , dándole un
cierre a la inmensa, certera y minuciosa etapa de diagnóstico de los impactos
de la agricultura sobre el ambiente y proponiendo un concepto como salida, no
una receta.
La idea es muy
simple, se trata de abandonar la (vieja) idea de que el suelo es un mero
soporte y/o sustrato y empezar a transformarlo en un reactor químico, físico y
biológico. De este modo, se apunta a potenciar sus funciones de filtrado,
reciclado y almacenamiento. A reemplazar lo mineral (superar las limitantes con
productos de síntesis) por lo orgánico (dar importancia a los ciclos
naturales).
Existen prácticas
de manejo con distinto grado de impacto sobre el acoplamiento de los ciclos de
los elementos y la retención de nitrógeno en el sistema que apuntan a revertir
la situación mencionada. Escalonándose de menor a mayor eficacia, se encuentran
las siguientes estrategias (Drinkwater y Snapp, 2007; Hufnagl-Eichiner et al.,
2011):
·
Las que tratan de evitar la fuga de elementos hacia ecosistemas
adyacentes sin evitar que el problema continúe (por ej., franjas vegetadas
ribereñas).
·
Las técnicas provenientes de la eco-eficiencia, que se focalizan sobre
el manejo de los fertilizantes (dosis, fuente y momento)
·
Las de mayor impacto, que se orientan a la re-concepción de los sistemas
de cultivos (perennización, diversificación e intensificación de la secuencia,
incorporación de leguminosas y cultivos de cobertura).
Varias investigaciones muestran el efecto de la perennización
(introducción de cultivos bioenergéticos perennes), de la incorporación de
leguminosas y cultivos de cobertura y de la intensificación de las secuencias
de cultivos (número de cultivos por año) en la Pampa ondulada sobre los ciclos
de C y N, principalmente (Irizar et al., 2016; Restovich et al., 2012). Sin
embargo, las rotaciones estudiadas normalmente solo consideran los cultivos de
soja (S), maíz (M), trigo (T) y en menor medida vicia y avena como cultivos de
cobertura (alta intensificación y diversidad media-alta).
El manejo de la diversidad de cultivos puede otorgar un mayor beneficio
basado en la teoría de vincular biodiversidad con funciones ecosistémicas. Está
demostrado, principalmente en pasturas (Figura 2), que a mayor diversidad
aumenta la productividad, la eficiencia de uso y la disponibilidad de
nutrientes, logrando una mayor estabilidad del sistema (Tiemann et al., 2015).
Sin embargo, cuando
se trata de cultivos anuales, lo común es que la diversidad se presente en el
tiempo y, en menor medida, en el espacio. La bibliografía muestra los
beneficios de las rotaciones diversificadas con el incremento de las reservas
de MOS (West y Post 2002; McDaniel et al. 2014) y de la biomasa microbiana del
suelo (Tiemann et al., 2015; D’Acunto et al., 2018).
De esta información
empiezan a surgir preguntas ¿Se puede mitigar la degradación del suelo
considerando únicamente cultivos anuales de grano? ¿El secuestro de carbono es
una cuestión de la cantidad y/o de la calidad del aporte de residuos?
¿Diversificar o intensificar?
Para responder a
estas preguntas se analizaron los resultados provenientes de un ensayo de largo
plazo de comparación de sistemas de producción ubicados INTA Pergamino. El
objetivo fue evaluar el efecto de tres sistemas de producción agrícola bajo
siembra directa (SD) sobre las reservas de carbono y nitrógeno orgánicos del
suelo (COS y NOS, respectivamente), de fósforo total y azufre total (Pt y St,
respectivamente), luego de nueve años y contra su punto de inicio.
INTA Pergamino está
ubicado en la zona agrícola núcleo (Pampa ondulada alta < Pampa ondulada
< Pampa húmeda < Región Pampeana). El clima es templado húmedo sin
estación seca, con temperatura y precipitación media anual de
16,5ºC y 990 mm, respectivamente. El área se encuentra cubierta por Argiudoles
típicos de textura fina, ilíticos, de régimen térmico, Luvic Phaezom (WRB) de
la Serie Pergamino, la cual no presenta fases por erosión (pendiente <
0,5%). En su horizonte A presenta textura franco limosa con un contenido de 23%
y 64% de arcilla y limo, respectivamente.
El ensayo se inició
en la campaña 2006/2007 en un lote de 9 ha con una historia de, al menos, senta
un diseño en bloques completamente aleatorizados con 3 repeticiones. Las
parcelas tienen una superficie de 1400 m2, que le permiten utilizar maquinaria
de producción comercial. En el mismo se comparan cuatro sistemas de producción:
monocultivo de soja (SS); rotación (Rot), producción de cultivos specialities
(Sp) y producción orgánica. Los sistemas se diferencian por la estrategia de
producción de granos, el manejo de los cultivos y por la diversidad de
cultivos. En este trabajo solo se analizaron los sistemas SS, Rot y Sp debido a
que se encuentran bajo SD (representativa de la Pampa ondulada), los cuales se
describen en la Tabla 1.
Durante el mes de
mayo entre 2005 y 2015 se tomaron muestras de suelo compuestas a dos
profundidades (0-5 y 5-20 cm) a las que se les determinó COS, NOS, Pt y
St. A su vez, se tomaron muestras para determinar densidad aparente con la
finalidad de expresar los contenidos de elementos en reservas a una masa de
suelo equivalente. Además, se estimó la masa media de C anualmente aportado por
cada sistema.
Algunos Resultados
En la Tabla 2 se
presentan los rendimientos alcanzados por los cultivos en cada sistema y la
precipitación acumulada para cada una de las campañas agrícola (de junio a
mayo). Respecto a las precipitaciones, se pueden observar una elevada
variabilidad entre campañas, con un mínimo histórico en la segunda y tercera
campaña. Sin embargo, a pesar de que en otras campañas la precipitación
acumulada estuvo por encima de la media, su distribución en la campaña no
acompañó a los períodos críticos de los cultivos, que terminaron teniendo
rendimientos bajos en algunos casos.
Al cabo de nueve años, SS, Rot y Sp tuvieron 1, 3 y 7 cultivos
diferentes en 9 años, con un índice de ocupación (tiempo con cultivos
–emergencia a madurez fisiológica- sobre tiempo total) de 0,40, 0,56 y 0,45,
respectivamente.
En la Tabla 3 se
muestran los resultados expresados para una masa de suelo equivalente de 2110
Mg ha-1.
El sistema partió
de una situación moderadamente provista de COS y NOS. En 2015, Rot y Sp
presentaron mayores reservas de COS y NOS que SS (Irizar, 2010), con una tasa
promedio de secuestro de COS de 0,17 Mg COS ha-1 año-1. Sin embargo, Sp fue el
único tratamiento que mostró secuestro de COS (p=0,05) y NOS (p=0,01) con
respecto al origen mientras que Rot manifestó tendencia en el secuestro de COS
(p<0,10) y SS perdió NOS (p<0.05).
Estimaciones
utilizando el modelo AMG (Andriulo et al., 1999) muestran que Rot y Sp
realizaron aportes mayores al necesario para mantener las reservas iniciales de
COS (aporte para mantener ~3,23 Mg C ha-1 año-1) mientras que en el caso de SS
fue similar. Posiblemente, la mayor producción de biomasa (en relación directa
con el aporte de C) en Rot y Sp favorece la generación y protección de
agregados superficiales estables (datos no mostrados) mientras que en SS la
baja cobertura no es suficiente para protegerlos del impacto de la gota de
lluvia que sumado a sus residuos de baja relación C/N favorezcan la mineralización
de la MOS.
Además, Sp y SS
presentaron mayores reservas de St que Rot (p=0.09) en 2015 mientras que Sp fue
el único que se diferenció con respecto al origen. Los sistemas no mostraron
diferencias entre sí ni con respecto al inicio para Pt. En cuando al aporte
medio anual de C, los tres sistemas se diferenciaron entre sí, Rot > Sp >
SS.
En general, a pesar
que Rot y Sp se separan de SS, excepto para St, puede observarse que en los
primeros dos las reservas finales de COS, NOS y St en Rot y Sp no estuvieron
asociadas al aporte anual de C, N y S (considerando el aporte mineral
para N y S, datos no mostrados), la cual fue un 22, 40 y 72% mayor en Rot,
respectivamente (West y Post 2002; McDaniel et al. 2014).
A pesar de que Rot
y Sp presentaron un manejo de la nutrición aplicando herramientas de la
eco-eficiencia, Sp mostró que con un índice de ocupación similar a SS y con
menos insumos y aportes de C que Rot, la diversidad de cultivos, la calidad
(química y física) de la biomasa aérea y radical producidas, la cinética de
crecimiento y de acumulación de nutrientes de las diferentes coberturas
vegetales, evidentemente, generaron múltiples y beneficiosas interacciones
suelo-planta. Estos resultados se correspondieron con cambios en la diversidad
de la estructura microbiana que favorecieron la sincronización de los ciclos de
los elementos mayores en el suelo (Recous et al., 2017).
Consideración Final
Si bien se
analizaron sistemas bajo agricultura continua en donde la diversificación es
más importante en el tiempo que en el espacio, se demostró que incrementar la
diversidad de cultivos en la rotación debe ser considerado como una importante
estrategia de manejo para lograr de sistemas de cultivos más sustentables. Aún
se debe avanzar en el estudio referido al impacto sobre las comunidades
microbiológicas del suelo.
"El glifosato es seguro"
"El glifosato es
seguro"
Un experto en biotecnología defiende el principal herbicida y asegura
que las críticas de grupos ambientalistas no tienen sustento científico.
Mulet
dice que el herbicida es menos tóxico que la aspirina o la cafeína.
Por José Miguel
Mulet
Especial para Clarín
Rural
En los últimos años
se comenzó a alertar sobre la aparente toxicidad del glifosato. La narrativa en
contra del herbicida busca poner en duda la capacidad de los expertos. Parece
que no sabemos nada sobre el mismo y que lo estemos utilizando impunemente
contra la población. Pero esto no es cierto. Cuando un agroquímico es realmente
tóxico y su riesgo no compensa sus beneficios, se retira del mercado.
En las últimas
décadas se ha prohibido el uso de agroquímicos como las triazinas o el paraquat
sin necesidad de ningún debate. ¿Fue por las denuncias de los ambientalistas?
En absoluto. Fue por la aparición de informes científicos serios que
alertaban de su peligrosidad.
Por el contrario,
entre los motivos que sí avalan el uso del glifosato, se encuentran su bajo
precio al estar libre de patente desde el 2000, su capacidad de degradarse a
los pocos días y, sobre todo, su escasa toxicidad en animales. En resumen, el
glifosato es un herbicida eficaz porque inhibe una ruta de biosíntesis de
aminoácidos que no está presente en animales, solo en plantas, a diferencia de
otros herbicidas que son igualmente tóxicos para animales o plantas. Por poner
una comparación, la toxicidad del glifosato es menor que la de la
cafeína o la de la aspirina.
Algunos alegarán
que hace unos años la OMS declaró que el glifosato era cancerígeno. Esto no es
cierto. La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC),
lo clasificó como “probablemente cancerígeno”, pero sin evidencia sólida en
humanos. Lo que no se contó es que en esta misma clasificación se
encuentra el mate cocido y la carne roja. Por lo que no tiene
demasiado sentido que en Argentina, un país donde se come asado y se bebe mate
a todas horas, se genere tanta preocupación por algo que no se come, lo que
implica un nivel de exposición mucho menor.
Por cierto, en la
categoría 1, como cancerígeno confirmado, se encuentra el tabaco, el
alcohol y las carnes procesadas como hamburguesas, chorizos, jamón o mortadela.
Que la toxicidad
sea tan baja es el motivo por el que el glifosato, sigue autorizado en
prácticamente todo el mundo. Entonces, ¿de dónde viene la campaña en contra del
glifosato? Los cultivos transgénicos llegaron a nuestros campos a principios de
los 90’. Desde ese momento ha sido la tecnología agraria que más rápida
implantación ha tenido. Una de las principales potencias ha sido Argentina,
gracias a tener un marco regulatorio adecuado para el desarrollo de estos
cultivos desde finales de los 80’.
Además, la política
fiscal que establece fuertes aranceles a la exportación hace que gran
parte de la riqueza de Argentina se deba a los transgénicos. Eso no ha
impedido el desarrollo de un fuerte movimiento de protesta que en ocasiones, ha
protagonizado actos violentos.
Durante 20 años han
alertado sobre los peligros de los transgénicos, peligros que no se han
demostrado. Dado que el discurso apocalíptico estaba cayendo por su propio
peso, hace unos años el mensaje anti transgénicos mutó y se convirtió
mágicamente en una campaña anti glifosato. Dado que muchos transgénicos son
resistentes al glifosato, atacar al herbicida era la forma indirecta de
atacar a los transgénicos, y por eso nunca se organizaron campañas en
contra de los herbicidas realmente tóxicos como el paraquat.
La campaña anti
glifosato solo busca réditos políticos para los ambientalistas. De hecho, no
olvidemos que el glifosato es también el herbicida más utilizado en Europa,
donde no se cultivan transgénicos resistentes al glifosato. Allí, el
herbicida es utilizado para el mantenimiento de parques, jardines y banquinas
de carreteras, donde salva miles de vidas cada año, evitando los accidentes
de ciclistas y motoristas y la proliferación de ratas y otras plagas.
Por lo que,
contéstese una pregunta: si el glifosato es tan peligroso ¿cuáles son sus
efectos nocivos? ¿Qué enfermedad produce? Difícilmente encontrán a dos
activistas que den la misma respuesta y harán el sucio truco de presentar fotos
de gente presuntamente afectada por el glifosato, que sufre diferentes
patologías. Sin explicar si son personas que viven en comunidades sin
alcantarillado o sin atención sanitaria. Por lo tanto, que no le vendan
milongas. El debate científico no existe. El glifosato es seguro.
Nota de redacción: el autor es
profesor de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia.
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