"El glifosato es
seguro"
Un experto en biotecnología defiende el principal herbicida y asegura
que las críticas de grupos ambientalistas no tienen sustento científico.
Mulet
dice que el herbicida es menos tóxico que la aspirina o la cafeína.
Por José Miguel
Mulet
Especial para Clarín
Rural
En los últimos años
se comenzó a alertar sobre la aparente toxicidad del glifosato. La narrativa en
contra del herbicida busca poner en duda la capacidad de los expertos. Parece
que no sabemos nada sobre el mismo y que lo estemos utilizando impunemente
contra la población. Pero esto no es cierto. Cuando un agroquímico es realmente
tóxico y su riesgo no compensa sus beneficios, se retira del mercado.
En las últimas
décadas se ha prohibido el uso de agroquímicos como las triazinas o el paraquat
sin necesidad de ningún debate. ¿Fue por las denuncias de los ambientalistas?
En absoluto. Fue por la aparición de informes científicos serios que
alertaban de su peligrosidad.
Por el contrario,
entre los motivos que sí avalan el uso del glifosato, se encuentran su bajo
precio al estar libre de patente desde el 2000, su capacidad de degradarse a
los pocos días y, sobre todo, su escasa toxicidad en animales. En resumen, el
glifosato es un herbicida eficaz porque inhibe una ruta de biosíntesis de
aminoácidos que no está presente en animales, solo en plantas, a diferencia de
otros herbicidas que son igualmente tóxicos para animales o plantas. Por poner
una comparación, la toxicidad del glifosato es menor que la de la
cafeína o la de la aspirina.
Algunos alegarán
que hace unos años la OMS declaró que el glifosato era cancerígeno. Esto no es
cierto. La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC),
lo clasificó como “probablemente cancerígeno”, pero sin evidencia sólida en
humanos. Lo que no se contó es que en esta misma clasificación se
encuentra el mate cocido y la carne roja. Por lo que no tiene
demasiado sentido que en Argentina, un país donde se come asado y se bebe mate
a todas horas, se genere tanta preocupación por algo que no se come, lo que
implica un nivel de exposición mucho menor.
Por cierto, en la
categoría 1, como cancerígeno confirmado, se encuentra el tabaco, el
alcohol y las carnes procesadas como hamburguesas, chorizos, jamón o mortadela.
Que la toxicidad
sea tan baja es el motivo por el que el glifosato, sigue autorizado en
prácticamente todo el mundo. Entonces, ¿de dónde viene la campaña en contra del
glifosato? Los cultivos transgénicos llegaron a nuestros campos a principios de
los 90’. Desde ese momento ha sido la tecnología agraria que más rápida
implantación ha tenido. Una de las principales potencias ha sido Argentina,
gracias a tener un marco regulatorio adecuado para el desarrollo de estos
cultivos desde finales de los 80’.
Además, la política
fiscal que establece fuertes aranceles a la exportación hace que gran
parte de la riqueza de Argentina se deba a los transgénicos. Eso no ha
impedido el desarrollo de un fuerte movimiento de protesta que en ocasiones, ha
protagonizado actos violentos.
Durante 20 años han
alertado sobre los peligros de los transgénicos, peligros que no se han
demostrado. Dado que el discurso apocalíptico estaba cayendo por su propio
peso, hace unos años el mensaje anti transgénicos mutó y se convirtió
mágicamente en una campaña anti glifosato. Dado que muchos transgénicos son
resistentes al glifosato, atacar al herbicida era la forma indirecta de
atacar a los transgénicos, y por eso nunca se organizaron campañas en
contra de los herbicidas realmente tóxicos como el paraquat.
La campaña anti
glifosato solo busca réditos políticos para los ambientalistas. De hecho, no
olvidemos que el glifosato es también el herbicida más utilizado en Europa,
donde no se cultivan transgénicos resistentes al glifosato. Allí, el
herbicida es utilizado para el mantenimiento de parques, jardines y banquinas
de carreteras, donde salva miles de vidas cada año, evitando los accidentes
de ciclistas y motoristas y la proliferación de ratas y otras plagas.
Por lo que,
contéstese una pregunta: si el glifosato es tan peligroso ¿cuáles son sus
efectos nocivos? ¿Qué enfermedad produce? Difícilmente encontrán a dos
activistas que den la misma respuesta y harán el sucio truco de presentar fotos
de gente presuntamente afectada por el glifosato, que sufre diferentes
patologías. Sin explicar si son personas que viven en comunidades sin
alcantarillado o sin atención sanitaria. Por lo tanto, que no le vendan
milongas. El debate científico no existe. El glifosato es seguro.
Nota de redacción: el autor es
profesor de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia.
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