En la segunda
jornada de la Cátedra Libre SPAS que tuvo lugar el 14 de junio ppdo, el Ing Agr
y MsC Rodolfo Gil, investigador del INTA y Coordinador académico del proyecto
Chacras que desarrolla esa institución junto con AAPRESID, desarrolló la
conferencia titulada “Del guardíán del suelo a custodio de la biósfera”.
Describió como
fueron evolucionando las prácticas agrícolas en las últimas décadas, en las que
se pasó de la labranza convencional, que producía degradación de los suelos por
pérdida de materia orgánica y nutrientes y ocasionaba erosión, a un sistema más
eficiente en base a la siembra directa.
Pero ese cambio no
fue suficiente, se produjo una simplificación del sistema plasmado en
monocultivo con tecnologías de insumos cuyas consecuencias se observan por la aparición de diversos problemas como
los excesos de agua por falta de consumo que producen anegamientos, aparición
de malezas resistentes, etc. En zonas
más frágiles donde para cultivar se realizan desmontes indiscriminados, este
tipo de planteos productivos simplificados trae consecuencias aún más graves.
Para avanzar en la
aplicación de sistemas sustentables, es necesario comprender que los cultivos
que realizamos sobre los suelos se encuentran en un ambiente superior al que
llamamos biósfera. Esta es el espacio donde se desarrolla la vida que existe en
la tierra, que recibe la energía solar con la que se llevan a cabo todas las
funciones vitales y tiene lugar el ciclo del agua, desarrollándose proceso que
en forma natural mantienen el sistema en equilibrio, el que no debe ser
alterado por las prácticas de producción utilizadas. Por ello es necesario el
conocimiento de los factores que intervienen y sus interacciones.
Los sistemas de
producción en la búsqueda de formas de mantener ese equilibrio, deben basarse
en ocupar con cultivos la mayor parte del año intensificando la ocupación del suelo
con especies diversas (por ejemplo gramíneas y leguminosas) para aprovechar el
beneficio de la alternancia. Junto con la provisión adecuada de nutrientes,
permite obtener altos rendimientos y una mayor eficiencia en la utilización de
los recursos fundamentales: la radiación incidente y el agua. Es por ello que
debemos procurar cambiar la forma tradicional de expresar la productividad (por
unidad de superficie) a una que muestre la relación con esos recursos
(rendimiento por cantidad de agua y/o de radiación disponible).
Con las tecnologías
de procesos se puede además reducir los perjuicios causados por los factores
más negativos. Por ejemplo en el caso de las malezas, conociendo los ciclos y
requerimientos de las mismas y los de los
cultivos, se puede aprovechar el efecto competitivo de estos para reducir la
pérdida de rendimiento. La tecnología en base a insumos se basa únicamente en
la búsqueda de alternativas de control químico, que en poco tiempo produce una
reacción de las malezas, generando resistencia a esos agroquímicos.
En definitiva, el
desafío que enfrentamos para producir alimentos, fibras y energía pasa por
ajustarnos a la capacidad bioproductiva del planeta. Hoy con las tecnologías
convencionales de insumos estamos usando recursos a una tasa mayor que la de
regeneración de los mismos. Para superar las brechas que hoy existen en base a
la utilización de tecnologías de procesos, se requieren importantes cambios en
la visión que se tiene del ambiente en el que producimos. Al suelo lo tenemos que
ver dentro de la biósfera en la que está inmerso y a la agricultura que
realizamos, compararla con la condición del ecosistema natural que guarda el
equilibrio, evaluando las consecuencias de las prácticas que utilizamos. El
respeto por los recursos naturales debería ser un rasgo distintivo e
incorporado en nuestra cultura.
La agricultura
sustentable debe basarse en un conjunto de prácticas que arranca desde el
ordenamiento territorial, las rotaciones de cultivos y la reposición de
nutrientes, pasando por el manejo integrado y las buenas prácticas en el uso de
los insumos, entre las más importantes. Debe considerar asimismo el entorno
económico y social. A pesar del enorme crecimiento económico y de conocimientos
alcanzado, existe un nivel de desigualdad y pobreza que no es aceptable. La
educación para ello tiene un rol fundamental.
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